Producción y trabajo.
Urtubey: el dirigente racional de un PJ que se resiste a estar lejos del poder

Urtubey: el dirigente racional de un PJ que se resiste a estar lejos del poder

Invitado por la UIM, el gobernador de Salta y virtual precandidato presidencial desgranó en Mendoza su concepción del rol empresario y del Estado. Más previsibilidad y menos “realismo mágico”.

Por Luis Abrego.

“Argentina va a crecer entre 1,2 y 1,8 por ciento en 2019. El camino es la realidad, no el realismo mágico”, aseguró en Mendoza el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey ante un numeroso conglomerado de empresarios representantes de las 16 cámaras integrantes de la Unión Industrial de Mendoza (UIM), a las que se sumaron invitados, entre ellos, el Consejo Empresario de Mendoza (CEM), la Federación Económica (FEM) y el sector vitivinícola (COVIAR, Fecovita, Acovi).

Tras las palabras de bienvenida del titular de la UIM, Mauricio Badaloni, el virtual precandidato presidencial del PJ respondió preguntas y buscó mostrarse como la mejor cara de lo que se conoce como “peronismo racional”.

Previo al asado que compartieron en un predio en Chacras de Coria, Badaloni había puesto énfasis en la construcción de consensos ante la delicada coyuntura económica y en la necesidad de tender puentes entre el sector público y el privado. Urtubey consideró que de cara al futuro próximo “soy optimista pese a que no hay datos reales para serlo”, en clara referencia a la reciente oficialización de la caída en los índices de actividad económica conocidos días atrás.

Sin embargo, consideró que “el temor de una vuelta al populismo del pasado no existe de ninguna manera” con lo que desalentó la tesis que indica que las dificultades económicas del gobierno de Mauricio Macri hacen crecer las chances de un eventual regreso al poder de Cristina Fernández de Kirchner, quien esta semana debió ceder a la posibilidad de someterse a que sus propiedades sean allanadas por orden judicial pese a sus fueros como senadora nacional.  Incluso, Urtubey no se privó de criticar con dureza al kirchnerismo (al que no sólo tildó de “populismo”), sino que también considero que sus posturas encarnan una suerte de “realismo mágico” que “fundió al país”. “Hace 60 años que tenemos déficit fiscal” argumentó el salteño quien además consideró que si en verdad el país quiere crecer “hay que desideologizar el comercio exterior y hacer los esfuerzos más inteligentes para exportar trabajo argentino”. Ante una consulta puntual, el mandatario norteño auguró un escenario “espectacular” para el desarrollo minero argentino y cuestionó duramente la prédica ideológica que ha paralizado la actividad en Mendoza y parte del país.

Presto a esbozar soluciones para el presente, Urtubey consideró en otro tramo del almuerzo que “Argentina tiene demasiado cortoplacismo y alto riesgo de contingencia” y consideró además que “cada vez dura menos la competitividad por el tipo de cambio. Hay que generar un modelo de desarrollo federal en serio”. En sintonía con sus posturas públicas, Urtubey mostró en general, moderación en sus críticas hacia el macrismo; sólo lo suficiente para diferenciarse, pero no mucho más como para ser considerado un opositor acérrimo.

Respondió todas las preguntas de los diversos sectores y cámaras convocadas y no negó que pese a la crisis, alienta un optimismo no verificado por los datos de la economía. En ese sentido aseguró que el crecimiento para 2019 oscilará entre el 1,2 y el 1,8%, lo cual también consideró como “mínimo”.

En busca de una proyección política que lo encuentre como protagonista, Urtubey expresó que desea que el país abandone la lógica de que “cada cuatro años más que cambiar un gobierno cambie la forma de gobierno”, y propuso la previsibilidad y la búsqueda de acuerdos políticos. Puso énfasis en mejorar las estructuras económicas, reivindicó el rol empresarial en la interpelación del poder y en muchos casos se corrió de su rol de dirigente político para ponerse como ejemplo de un simple productor que debe lidiar con la presión tributaria y las condiciones de la macroeconomía.

En una de las definiciones más firmes para el auditorio consideró que quiere  “que la política acompañe a las inversiones y no al revés”. Se mostró preocupado por el costo social del ajuste en ciernes, aunque cree que puede ser una nueva gran lección sobre lo que no hay que hacer: el aumento constante del déficit fiscal y economía prebendaria fruto de la corrupción.

Habló de eficiencia, reglas claras, visión federal, pero no negó la voluntad del Estado para intervenir en la economía, ni la pertinencia del sector privado para ser exitoso y que ello no genere prejuicios no recelos. Los empresarios locales, diversos pero homogéneos, se mostraron trabajando en conjunto y con acuerdos básicos que buscan influir en la agenda pública. Urtubey comprendió el mensaje en una ágil y productiva reunión.

 

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